Estas condiciones suelen darse en las áreas cálidas y húmedas intertropicales del planeta Tierra; por tal motivo en la actualidad, cuando se habla de selva lo más usual es que se aluda a las llamadas selvas tropicales; riquísimas en biodiversidad y grandes retenedoras de agua dulce ya sea por su clima perhúmedo merced a la sombra y al "efecto esponja" de las densas vegetaciones o ya sea por el agua misma que contiene la enorme masa vegetal de las selvas tropicales.
Una selva tropical es un bioma de la zona intertropical con vegetación exuberante, en regiones de clima isotermo con abundantes precipitaciones y con una extraordinaria biodiversidad. Hay muchas especies vegetales diferentes (como puede observarse en la imagen con la floración de distintas especies), pero con pocos ejemplares de cada especie en cada unidad de superficie. Este tipo de bioma se da en climas intertropicales, especialmente en la franja ecuatorial, y algunas veces en las regiones subtropicales, en este último caso, en condiciones muy específicas y favorables. El nombre de selva tropical no es muy apropiado, aunque de uso muy extendido. Es preferible el nombre de selva ecuatorial, mucho más apropiado desde el punto de vista de su localización latitudinal.
En idioma español, el concepto de selva se aplica a las florestas densas con gran diversidad de especies arbóreas y, por lo general, denso sotobosque y diversos "pisos", "estratos" o "niveles" de vegetación: desde árboles que pueden superar los 20 metros en los pisos altos hasta los musgos y mohos al ras del suelo, al cual difícilmente llega la luz solar (por este motivo también abundan los hongos). Estas condiciones suelen darse en las áreas cálidas y húmedas intertropicales del planeta Tierra; por tal motivo en la actualidad, cuando se habla de selva lo más usual es que se aluda a las llamadas selvas tropicales; riquísimas en biodiversidad y grandes retenedoras de agua dulce ya sea por su clima perhúmedo merced a la sombra y al "efecto esponja" de las densas vegetaciones o ya sea por el agua misma que contiene la enorme masa vegetal de las selvas tropicales.
Una selva tropical es un bioma de la zona intertropical con vegetación exuberante, en regiones de clima isotermo con abundantes precipitaciones y con una extraordinaria biodiversidad. Hay muchas especies vegetales diferentes (como puede observarse en la imagen con la floración de distintas especies), pero con pocos ejemplares de cada especie en cada unidad de superficie. Este tipo de bioma se da en climas intertropicales, especialmente en la franja ecuatorial, y algunas veces en las regiones subtropicales, en este último caso, en condiciones muy específicas y favorables. El nombre de selva tropical no es muy apropiado, aunque de uso muy extendido. Es preferible el nombre de selva ecuatorial, mucho más apropiado desde el punto de vista de su localización latitudinal.
El balance entre oxígeno y dióxido de carbono en las selvas
El oxígeno es el elemento más abundante en la naturaleza de acuerdo con su masa. Forma parte de las rocas de la litósfera, de la atmósfera (el oxígeno y el nitrógeno constituyen alrededor del 99 % de la atmósfera), de la hidrósfera (el agua tiene dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno), de los animales (formados también por una gran proporción de agua) y, desde luego, de las plantas. La masa de todos los seres vivos está formada en su mayor proporción por oxígeno y carbono. Pero la diferencia entre los animales y las plantas es que los primeros son consumidores y los vegetales son productores de alimentos. Ello significa que los animales sólo pudieron aparecer en la Tierra después que aparecieran los vegetales. La diferencia que explica este hecho es que los vegetales producen biomasa a través de la fotosíntesis, que es el proceso por el cual los rayos solares proporcionan la energía suficiente para transformar, el dióxido de carbono y los minerales y agua del suelo o de la atmósfera, en hidratos de carbono, que vienen a ser las materias primas que los seres vivos utilizan para alimentarse, crecer y reproducirse. En el proceso de fotosíntesis se libera oxígeno libre que casi en su totalidad va a parar a la atmósfera o al agua (por la fotosíntesis de las plantas acuáticas)..
Plantas epífitas (bromelias), entre las que predominan las barbas de palo (Tillandsia usneoides) que viven en los cables del tendido eléctrico en un valle intermontano de la Serranía del Interior en Venezuela. No requieren suelo, pueden extraer minerales de las partículas en el aire o el polvo.
El estrato herbáceo es escaso en la selva, ya que el espeso dosel vegetal que forman los distintos niveles de árboles impide que llegue la luz del sol al suelo. Por el contrario, si se abre un claro, el suelo rápidamente queda colonizado por una densa maraña de arbustos y árboles de rápido crecimiento (yagrumo, por ejemplo), que forman la vegetación pionera.
[editar] Ecología
El balance de CO2 y O2 sin perturbar en la selva del Amazonas no es neutro, lo que significa que siempre consume más CO2 y libera más oxígeno del que consume, al revés de los animales. El problema es que este balance parece estar equilibrado cada año si tomamos en cuenta sólo la biomasa que produce la selva. Pero para que las plantas sigan viviendo, aún sin producir nueva biomasa, requieren gran cantidad de energía que toman de la atmósfera y agua del suelo. Esto se evidencia en las imágenes infrarrojas tomadas desde el espacio, de las selvas y bosques, donde la vegetación aparece de color rojo, lo que demuestra la producción de energía que pasa de esa vegetación a la atmósfera en forma de calor a través del proceso conocido como transpiración o evapotranspiración lo cual evidencia fácilmente el consumo de dióxido de carbono y la liberación de oxígeno, proceso que hace posible la vida de animales y seres humanos en nuestro planeta. La selva contiene una enorme cantidad de biomasa y convierte el CO2 de la atmósfera en alimentos, es decir, en los hidratos de carbono que constituyen la base de esa biomasa. En definitiva, la vegetación, tanto terrestre como aérea o acuática es la responsable de mantener la proporción de dióxido de carbono en un 0,046 % a escala global, porcentaje cuyo bajo nivel no se explicaría sin la existencia de los vegetales.Infortunadamente las selvas tropicales han sido objeto de clareos y talas indiscriminadas desde hace más de un siglo, lo que está reduciendo rápidamente su área por todo el mundo. En la década de los 90, se estima que hubo una reducción anual de 58.000 km². El 14% de la superficie de la Tierra estaba cubierto de selvas primarias, mientras que en la actualidad, este porcentaje se ha reducido tan sólo al 6% y al ritmo actual de deforestación, éstas habrán desaparecido alrededor del año 2050. Las selvas primarias son reemplazadas por vegetación secundaria de crecimiento rápido pero de menor valor desde el punto de vista de la conservación de los ecosistemas. Los biólogos consideran que gran cantidad de especies están siendo abocadas a la extinción —posiblemente más de 50.000 al año— debido a la eliminación de su hábitat. Sin embargo, tampoco se sabe cuál es el número de especies nuevas que aparecen cada año. Más aún, tampoco se ha estudiado la extensión de zonas desérticas o inundadas que son rescatadas para el uso agrícola cada año. Si observamos imágenes de satélite del Sáhara veremos en algunas zonas que la extensión bajo riego va aumentando cada año, como puede observarse en Waddan, Libia, donde las parcelas marginales están cada vez más alejadas de la población y son más grandes y mejor delimitadas ([3] ). Y también están proliferando los cultivos mecanizados (cultivos circulares) con riego automático por aspersión en pleno desierto del Sáhara ([4] ). En resumen, el consumo de CO2 en las selvas es enorme y ello ocasiona que este gas se mantenga en niveles relativamente bajos. Obviamente, los niveles o proporciones de CO2 en las grandes ciudades son mucho mayores que en los paisajes de selva, pero ello es un problema local y no global.
El balance entre oxígeno y dióxido de carbono en las selvas
El oxígeno es el elemento más abundante en la naturaleza de acuerdo con su masa. Forma parte de las rocas de la litósfera, de la atmósfera (el oxígeno y el nitrógeno constituyen alrededor del 99 % de la atmósfera), de la hidrósfera (el agua tiene dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno), de los animales (formados también por una gran proporción de agua) y, desde luego, de las plantas. La masa de todos los seres vivos está formada en su mayor proporción por oxígeno y carbono. Pero la diferencia entre los animales y las plantas es que los primeros son consumidores y los vegetales son productores de alimentos. Ello significa que los animales sólo pudieron aparecer en la Tierra después que aparecieran los vegetales. La diferencia que explica este hecho es que los vegetales producen biomasa a través de la fotosíntesis, que es el proceso por el cual los rayos solares proporcionan la energía suficiente para transformar, el dióxido de carbono y los minerales y agua del suelo o de la atmósfera, en hidratos de carbono, que vienen a ser las materias primas que los seres vivos utilizan para alimentarse, crecer y reproducirse. En el proceso de fotosíntesis se libera oxígeno libre que casi en su totalidad va a parar a la atmósfera o al agua (por la fotosíntesis de las plantas acuáticas).
Se ha calculado que el 28 % del oxígeno que consumen los seres vivos en nuestro planeta procede de las selvas intertropicales ([1] ). El resto procede, evidentemente, del resto de la vegetación tanto silvestre como cultivada que hay en el mundo, mucho más extendida en superficie, aunque no tan productiva como la que hay en las selvas en la zona intertropical que es donde la acción de los rayos solares tiene su máximo nivel. La mayor parte del oxígeno liberado por los vegetales procede del fitoplancton, es decir, de la materia vegetal existente en los mares a la profundidad donde llegan los rayos solares. Entre las plantas acuáticas se encuentran las de mayor biomasa existente en la naturaleza y algunas variedades de algas pueden alcanzar varios km de longitud.
Plantas epífitas (bromelias), entre las que predominan las barbas de palo (Tillandsia usneoides) que viven en los cables del tendido eléctrico en un valle intermontano de la Serranía del Interior en Venezuela. No requieren suelo, pueden extraer minerales de las partículas en el aire o el polvo.
El estrato herbáceo es escaso en la selva, ya que el espeso dosel vegetal que forman los distintos niveles de árboles impide que llegue la luz del sol al suelo. Por el contrario, si se abre un claro, el suelo rápidamente queda colonizado por una densa maraña de arbustos y árboles de rápido crecimiento (yagrumo, por ejemplo), que forman la vegetación pionera.
[editar] Ecología
El balance de CO2 y O2 sin perturbar en la selva del Amazonas no es neutro, lo que significa que siempre consume más CO2 y libera más oxígeno del que consume, al revés de los animales. El problema es que este balance parece estar equilibrado cada año si tomamos en cuenta sólo la biomasa que produce la selva. Pero para que las plantas sigan viviendo, aún sin producir nueva biomasa, requieren gran cantidad de energía que toman de la atmósfera y agua del suelo. Esto se evidencia en las imágenes infrarrojas tomadas desde el espacio, de las selvas y bosques, donde la vegetación aparece de color rojo, lo que demuestra la producción de energía que pasa de esa vegetación a la atmósfera en forma de calor a través del proceso conocido como transpiración o evapotranspiración lo cual evidencia fácilmente el consumo de dióxido de carbono y la liberación de oxígeno, proceso que hace posible la vida de animales y seres humanos en nuestro planeta. La selva contiene una enorme cantidad de biomasa y convierte el CO2 de la atmósfera en alimentos, es decir, en los hidratos de carbono que constituyen la base de esa biomasa. En definitiva, la vegetación, tanto terrestre como aérea o acuática es la responsable de mantener la proporción de dióxido de carbono en un 0,046 % a escala global, porcentaje cuyo bajo nivel no se explicaría sin la existencia de los vegetales.Infortunadamente las selvas tropicales han sido objeto de clareos y talas indiscriminadas desde hace más de un siglo, lo que está reduciendo rápidamente su área por todo el mundo. En la década de los 90, se estima que hubo una reducción anual de 58.000 km². El 14% de la superficie de la Tierra estaba cubierto de selvas primarias, mientras que en la actualidad, este porcentaje se ha reducido tan sólo al 6% y al ritmo actual de deforestación, éstas habrán desaparecido alrededor del año 2050. Las selvas primarias son reemplazadas por vegetación secundaria de crecimiento rápido pero de menor valor desde el punto de vista de la conservación de los ecosistemas. Los biólogos consideran que gran cantidad de especies están siendo abocadas a la extinción —posiblemente más de 50.000 al año— debido a la eliminación de su hábitat. Sin embargo, tampoco se sabe cuál es el número de especies nuevas que aparecen cada año. Más aún, tampoco se ha estudiado la extensión de zonas desérticas o inundadas que son rescatadas para el uso agrícola cada año. Si observamos imágenes de satélite del Sáhara veremos en algunas zonas que la extensión bajo riego va aumentando cada año, como puede observarse en Waddan, Libia, donde las parcelas marginales están cada vez más alejadas de la población y son más grandes y mejor delimitadas ([3] ). Y también están proliferando los cultivos mecanizados (cultivos circulares) con riego automático por aspersión en pleno desierto del Sáhara ([4] ). En resumen, el consumo de CO2 en las selvas es enorme y ello ocasiona que este gas se mantenga en niveles relativamente bajos. Obviamente, los niveles o proporciones de CO2 en las grandes ciudades son mucho mayores que en los paisajes de selva, pero ello es un problema local y no global.
cuidemao la selva por que es una muy importante fuente de vida para toda la humanidad consenticiemonos
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